Desde una oscura y sofocante jungla colombiana, donde lleva cinco años cautivo de los rebeldes de las FARC, Keith Stansell se las ingenia para transmitir un mensaje: "¿Quieres casarte conmigo?"
La pregunta va dirigida a Patricia Medina, la mujer que tenía cuatro meses de embarazo de mellizos de Stansell cuando el avión de éste cayó en territorio de la guerrilla colombiana, durante una misión secreta de vigilancia en la zona.
El contratista antinarcóticos estadounidense, cuya familia vive en Bradenton, Florida -a unos 300 km de Miami- fue tomado prisionero junto a otros dos estadounidenses.
Era el 13 de Febrero de 2003, un día antes del Día de San Valentín.
Desde entonces muy pocas noticias se conocieron de estos tres hombres, sólo las que aparecían de tanto en tanto en informes de prensa.
Pero en un esperanzador paso, Stansell, de 43 años, aprovechó la reciente liberación de un compañero de cautiverio, el ex congresista colombiano Luis Eladio Perez, para que le llevara la propuesta de matrimonio a su novia.
Patricia Medina se encontró con el ex legislador colombiano en un aeropuerto, mezclada entre un gentío que lo saludaba luego de su liberación.
La mujer se acercó a Perez buscando cualquier dato o referencia sobre su novio secuestrado.
Sorpresivamente, el congresista tomó una flor y se la entregó. Le dijo que se la enviaba Stansell, junto con la propuesta matrimonial.
"Comencé a llorar...y él me abrazó", recuerda Medina, una mujer menuda, de 36 años, que vive en Bogotá y que conoció a Stansell por su trabajo como azafata.
"Estaba como sonambula con la rosa", relató.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mantienen secuestrados a cientos de personas además de unos 40 "prisioneros políticos", que pretenden canjear por presos de la guerrilla.
El grupo de secuestrados políticos incluye a Stansell y a sus dos colegas estadounidenses, Thomas Howes y Marc Gonsalves, y a la franco-colombiana Ingrid Betancourt, ex candidata presidencial de Colombia.
Para Medina, la propuesta de matrimonio de Stansell fue un inmenso logro en su lucha, con muy pocos elementos y con permanentes retrocesos, por armar una familia.
Patricia no tenía ninguna seguridad sobre cuál era su lugar en toda esta historia. Y menos aún, cuando en el primer video que apareció como prueba de vida, Stansell no la mencionó.
"Eso fue muy duro para mí", dijo Medina a la AFP. "He vivido muchas cosas con Keith", contó.
En Colombia, finalmente Medina comenzó a aceptarse como una madre soltera.
Y su función como tal se hizo más difícil cuando se enteró que sus mellizos, Keith y Nicolás, tenían un problema de habla. Perecían entenderse uno al otro, pero no podían comunicarse y hacerse entender con otras personas.
Patricia comenzó a transmitir a Stansell mensajes por radio, en un programa para víctimas de secuestros. Le contaba de sus hijos, pero no sabía si los mensajes llegaban a destino.
"Le dije que esperaba que estuviera bien, incluso con otra persona, porque era el padre de los niños", recuerda Medina junto a sus dos hijos, vestidos con pijamas de Spiderman.
"Por los niños, comencé a quererlo cada vez más, aunque parezca raro", dice.
Durante estos años, Medina recolectó información sobre Stansell que daban los medios o los secuestrados liberados que habían compartido en algún momento el mismo lugar de cautiverio que los tres estadounidenses.
Así se enteró entonces que Stansell la había escuchado en la radio, que había improvisado una especie de gimnasio donde hacía mucho ejercicio, y que ya hablaba español.
Medina se puso en contacto con los padres de Stansell y con sus dos hijos mayores, fruto de otra relación.
Conoció a Kyle, la hija de 15 años, cuando el presidente venezolano Hugo Chávez invitó a su residencia a familiares de víctimas de secuestros en Colombia, durante su intervención como negociador en pos de un acuerdo entre el gobierno colombiano y las FARC para un canje de prisioneros y secuestrados.
"Es como jugar a la ruleta rusa", dijo Medina sobre esas negociaciones, actualmente en punto muerto, para un posible intercambio. "Los secuestrados están en peligro todo el tiempo, tanto por una eventual confrontación (militar) como por las enfermedades" que enfrentan.
La mujer confía en que las FARC liberarán a Stansell algún día. Y dice, irónicamente, que va a esperarlo pues, como madre soltera que tiene que trabajar, no tiene tiempo para otras citas.
Aquel sábado, luego de recibir la propuesta de matrimonio, Medina volvió a recurrir a los mensajes por radio.
"Le respondí, sí", cuenta al referirse a la respuesta que le envió a Stansell. "Y le dije que invitaría a medio Bogotá" a la boda, cuando puedan hacerla realidad.
Fuente: Extra (Ecuador)
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