El diario británico The Guardian publica un informe con testimonios de exintegrantes de gangs londinenses que aseguran que el abuso -aceptado- es visto como medio de acceder a un estatus.
Isha Nembhard, que formó parte de una de estas pandillas violentas en Peckham, sur de Londres, aseguraba al Guardian que ser violada se había vuelto “normal” entre las muchachas.
“Estas jóvenes se prostituyen a sí mismas al tener relaciones sexuales dentro de la pandilla y ser muy maltratadas”, dice Nembhard, que en su adolescencia vendió droga. De ese tiempo, recuerda que incluso las que eran abusadas y llamadas pieces of shit (“mierdas”) por los miembros masculinos de la banda, mantenían relaciones sexuales con ellos porque sentían que “no podían hacer nada mejor”.
Isha cree que hoy las adolescentes tienden a ser sexualmente más activas antes de los 16 de lo que lo eran en el pasado. Según ella, las redes sociales ayudan a alentar la promiscuidad entre las chicas jóvenes. “Algunas se exponen a sí mismas allí, volviendo normal esa costumbre, y entonces otras las siguen”.
El problema preocupa a las autoridades. Theresa May, secretaria de Interior, anunció más fondos para los próximos tres años como parte de una renovada estrategia de The Guardian cita a un funcionario de Scotland Yard que dice que los casos de jóvenes abusadas sexualmente por los miembros varones de estas bandas ya se han incrementado lo suficiente como para ser clasificados como un “asunto principal”.
Petrina Cribb, una detective inspectora de la Policía Metropolitana encargada de la prevención del ingreso de mujeres jóvenes vulnerables a la cultura pandillesca, dijo que, aunque el programa que dirige está destinado a las adolescentes desde los 12 años, ella cree que la educación de las jóvenes deben empezar incluso más temprano, en la escuela primaria.
La funcionaria también se mostró muy preocupada por el nivel de ignorancia entre las jóvenes acerca del abuso sexual: muchas de ellas no entienden que ser forzadas a practicar sexo oral es una violación. “Las chicas jóvenes creen que no tienen opción”.
Gifford Sutherland, del grupo comunitario Foundation 4 Life, explica que el abuso sexual no es el único peligro para ellas. “No sólo son manipuladas por los varones para tener sexo, sino que se convierten en socias, esconden armas de fuego y transportan droga”. “La mayor preocupación es que esta clase de comportamiento se ha vuelto normal: el entrar en un proceso de iniciación y ser coercionadas sexualmente. Les mostramos que ésas no son relaciones saludables”, agrega.
Fuente: Minuto Digital (España)
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