El robo se cometió con guantes de seda y sin necesidad de armas: Félix Cuenca mezcló la droga en una gaseosa que invitó a los dos custodios que lo acompañaban y luego todo transcurrió como un filme policial inglés, con su toque de humor negro.
Los custodios aceptaron la bebida sin sospechar que tenían al enemigo viajando con ellos, animados además por la sed causada por el intenso calor que sufre Lima en la recta final de la temporada veraniega.
Una vez que la sustancia hizo efecto, el chófer los encerró en la caja fuerte del vehículo antes de emprender la fuga con el botín.
Horas más tarde la policía local ubicó el vehículo en el distrito de Chorrillos, al sur de Lima, y rescató a los atontados custodios. La policía está a la caza del flamante ladrón mientras investiga si actuó solo.
Fuente: La Flecha (España)
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