jueves, 30 de junio de 2011

No habrá sexo en un pueblo si no terminan una ruta

Las mujeres se niegan a tener relaciones con sus esposos. Los acusan de no reclamar con dureza al gobierno.



La vida no será fácil en el pueblo. Mujeres del municipio colombiano de Barbacoas, al sur del país, declararon una huelga de “piernas cruzadas” a sus esposos y se niegan a mantener relaciones sexuales hasta tanto éstos no adopten una “posición dura” para exigir la construcción de una carretera en su pueblo, lo que hasta el momento ha sido imposible por desidia y despilfarro del presupuesto municipal.

Maribel Silva, juez municipal y una de las 350 mujeres que participan de la particular protesta.
“Estamos cansados del nerviosismo, incompetencia y actitud sumisa de nuestros esposos que no son capaces de exigir del alcalde y del gobernador la construcción de una carretera digna para el pueblo. Ellos son muy varones para exigirnos en la casa, pero muy débiles para reclamar los derechos como sociedad”, aseguró a Clarín.

“Hemos pedido a nuestros esposos de mil maneras que adopten posiciones radicales para que el dinero que pagamos de impuestos no se lo roben y vaya a parar a la construcción de esta vía que es fundamental. Pero no pasa nada. Estamos viendo cómo nuestra decisión de no dejarles disfrutar de las mieles del placer ya los está llevando a ser más audaces”, enfatizó la mujer.

La llamada “huelga de las piernas cruzadas” ya cumple siete días. Durante este tiempo, las mujeres de Barbacoas –un poblado enclavado en la región montañosa de la provincia de Nariño, en la frontera con Ecuador, que cuenta con 35.000 habitantes – se reúnen a diario a gritar arengas, intercambiar experiencias frente a la reacción de sus esposos por su radical decisión y exhibir pancartas y carteles que rezan frases como: “Por un nuevo amanecer, nos abstenemos del placer”.

Silva aseguró que pese a que su protesta “puede resultar curiosa y hasta risible para algunos, hasta el momento arroja buenos resultados ” para forzar la pavimentación de los 57 
kilómetros de vía que comunica a Barbacoas con el contiguo municipio de Junín.

Por el mal estado de la carretera, el traslado de los habitantes entre estos dos poblados puede llegar a tardar hasta ocho horas. Y a veces más.
“Después de cinco días de protesta, los hombres del municipio decidieron iniciar su propia huelga: una de hambre, para exigir la terminación de la carretera. Nos alegra estar contribuyendo a la solución pacífica de un problema local”, bromeó Silva.

A su turno, el comandante de la Brigada local del Ejército, el general Eliécer Pinto, destacó la originalidad de la protesta y la justificó: “La carretera es una necesidad muy sentida para la población y todos los habitantes tienen dificultades grandes ante el mal estado, por ejemplo, a la hora de evacuar a los enfermos, ir a hacer trámites e incluso ir a comprar vestidos de última moda”, enfatizó.

Barbacoas, como muchos pueblos apartados de esta nación andina, viven entre el desgreño administrativo y frecuentes escándalos de corrupción.

Aquí, campea la presencia de grupos armados ilegales y narcotraficantes que buscan controlar las arcas --y a veces lo logran-- municipales.

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