Los investigadores de un tiroteo en Nueva York se concentran en dos mellizos idénticos: el problema es que no saben a cuál de ellos acusar.
Los hermanos se presentaron en la corte con ropa y barbas idénticas. Pero los tatuajes visibles en sus brazos eran distintos.
El abogado de Edward Nickens alegó que no se debían tomar fotos antes de la instrucción de cargos. El de Raymond Nickens dijo que la policía ya tenía fotos.
Pero el juez accedió a la sesión fotográfica ante el argumento del fiscal, de que los hermanos eran capaces de cambiar su apariencia para acentuar aún más la similitud.
Fuente: El Universal (Colombia)
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