La historia se podría resumir básicamente así: Él se moría, ella le donó un riñón; Él le fue infiel con una amiga, ella ahora quiere el riñón de vuelta. El divorcio más áspero del año no fue el de Wanda y Maxi, sino que ocurrió en la pequeña localidad de Ivybridge, Inglaterra, con una mujer despechada que reclamó que le saquen el órgano a su ex marido para dárselo "a alguien que lo merezca más".
Andy y Samantha Lamb se conocieron en 2004 mientras ambos trabajaban en una clínica privada. Después de un corto noviazgo, se casaron en 2007. Pero la salud de Andy empezó a ser un problema. Una falla renal lo obligaba a recibir sesiones de diálisis tres veces por semana. Los médicos fueron terminantes: Si no conseguía un riñón nuevo, se moría. Ahí fue cuando Samantha se entregó por amor. "El tenía hijos de una relación anterior, y estaba aterrado de no poder estar para ellos cuando lo necesiten", le contó la mujer al tabloide Daily Mail, de Inglaterra. Por eso, lo convenció de que la acepte como donante. En octubre de 2009, ella se sometió a la cirugía que le salvó la vida a su marido y que parecía le daba a la pareja muchos más años de felicidad compartida. Fueron solamente tres.
En 2012, Andy Lamb se fue de su casa una noche mientras ella estaba en el trabajo. Con él se llevó la tele y el equipo de música, no dejó ni una carta y tiró las llaves en el buzón. Argumentó luego que las cosas no estaban bien y la familia de ella no lo quería. Pero Samantha está segura que tenía un romance con una amiga de ella, a quién solía entrenarle el perro.
"Lo odio. Hoy no le donaría un riñón. De hecho, quisiera que se lo saquen y se lo den a alguien que lo merezca más que él", comentó una despechada Samantha a la prensa inglesa. Lo único bueno que piensa cada vez que ve la cicatriz de 10 cm que le quedó en la panza es que su ex le debe la vida. "Él sabrá siempre de donde vino ese riñón", concluyó.
Fuente: Clarín (Argentina)
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