El modus operandi consistía en llegar con un calzado destruido, quitárselo para entrar y retirarse con los mejores que encontraba.
El propietario de una tienda de zapatos usados en Corea del Sur hurtó 1.200 pares de zapatos haciéndose pasar por doliente en los velorios.
El ladrón de 59 años salía siempre de las casas de sepelios con su botín.
Sus víctimas eran los deudos y amigos del finado, que en aquel país se quitan los zapatos en señal de respeto.
El modus operandi del zapatero consistía en llegar con un calzado destruido, quitárselo para entrar y retirarse con los mejores que encontraba.
Fuente: Los Andes (Argentina)
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