Al enterarse de que los ahorros de toda su vida se habían evaporado en la basura, la dueña del colchón usado y del millón de dólares, se dirigió a toda prisa a la descarga municipal de Khyria, cerca de Tel Aviv, cuenta el citado periódico.
Pero ya era demasiado tarde, pues el valioso colchón había sido llevado en un camión, junto con unas 3.000 toneladas de basura de toda la región de Tel Aviv, hacia el basurero municipal de Ganei Hadas, cerca de Beersheba, en el desierto de Neguev, y de Efaa, cerca del mar Muerto.
Las autoridades del basurero municipal en cuestión revisaron en vano entre las inmundicias, donde la búsqueda seguía afanosamente.
Fuente: La Flecha (España)
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